Un asunto que ha causado bastante desconcierto entre aquellos pendientes del sistema internacional es la posible entrada de Irán al Club Nuclear. En la última edición de Foreign Affairs el profesor Matthew Kroenig publicó un artículo asegurando que este es el mejor momento para que Estados Unidos ataque a Irán. Por supuesto, este artículo obtuvo pronta respuesta por parte del profesor Stephen Walt, la cual llevo a una defensa y un eventual cierre. Dados los lineamientos expuestos por ambos profesores (además de la admitida tendencia de Walt en su blog), acá la comunidad académica está viendo una vez más otro episodio del debate original dentro de las Relaciones Internacionales entre Idealistas y Realistas.
Para mis lectores más observadores y/o conocedores será obvio el que yo afirme que me inclino más por Walt que por Kroenig. Básicamente, el argumento de este último es que EEUU debe actuar en este preciso instante para evitar que Irán surja como potencia nuclear, lo cual haría de este estado uno más agresivo desbalanceando aún más la ya inestable región donde se encuentra. Kroenig propone una acción “rápida y eficiente” que destruya las plantas nucleares del país persa, haciendo énfasis en que la tecnología bélica norteamericana puede asegurar un mínimo de daño colateral y en que no haya víctimas civiles, mencionando además el apoyo de los “amigos” en la región como Israel o Arabia Saudí. Todo esto, argumenta el profesor, sería mucho menos costoso que una política de disuasión u otro tipo de contención.
Si efectivamente se tratase de un ataque fugaz posiblemente los costos sean menores que un plan de contención continuo ¿pero cuántas veces creyeron los gringos que sus incursiones militares en regiones apartadas iban a durar poco tiempo y tener una precisión quirúrgica? Si tomamos casos recientes, ya vemos como hasta ahora se van las tropas gringas de Iraq, y Afganistán sigue siendo un lugar bastante inestable. Es más, Iraq fue invadida bajo el argumento de que estaba desarrollando armas de destrucción masiva, y fiel a la tradición Idealista se impuso una democracia al considerar que esto apaciguaría los ánimos en su interior y haría de Iraq un país “bueno”.
El problema acá es que nominalmente se da democracia en cuanto hay un gobierno de mayorías en el mejor de los casos, o por lo menos la fachada de unas elecciones, y ya con las Primaveras Árabes se empieza a ver que los resultados democráticos suelen ser distintos a los esperados. Por su parte Iraq eligió a un presidente chií lo cual lo acerca a la dirigencia iraní que también pertenece a esta corriente islámica, y que no es precisamente una corriente que guste de Occidente. En ese orden de ideas, con Irán sería más difícil excusarse bajo un argumento democrático porque Irán ya cumple con este requisito de la post-guerra fría, dominado por los ayatolas y desviado a un autoritarismo competitivo, pero el numerito de las elecciones y ciertas instituciones lo tienen.
Por consiguiente, en este caso sale a relucir la crítica Realista en que el Idealismo es un intento de extender un sistema político doméstico al exterior, considerando que si funcionó hacia adentro necesariamente lo hará hacia afuera. Es por ello que en este artículo que comenta la discusión académica referenciada anteriormente recomienda un regreso a una política exterior Realista luego de 20 años de Idealismo y sus claros fallos. Es más, si observamos este mapa podemos darnos cuenta de que una contención a Irán ya está en efecto, siendo los países rojos los aliados de EEUU en la región, los azules los aliados de Irán, y las estrellas las bases militares estadounidenses en la zona. Claro, las bases en Iraq se supone que ya no estarán desde el próximo año; la situación entre EEUU y Pakistán está tensa dejando esas bases en veremos; y en caso de guerra habrá que ver si Turkmenistán hace valer su condición de neutralidad, sin embargo, el número de bases sigue siendo considerable.
Por otra parte, en una entrevista a Henry Kissinger realizada hace poco más de un año sobre la posibilidad de un fortalecimiento iraní el antiguo Secretario de Estado nos recuerda que las políticas de contención sólo son efectivas si se está dispuesto a cumplir la amenazas que se imponen, desmintiendo la supuesta pasividad de estas prácticas que alegan ciertos sectores neoconservadores en EEUU. No sólo eso, Kissinger recuerda que en caso de choque nuclear no es necesario utilizar todo el arsenal de este tipo, y bien EEUU podría preparar y emplear armas de media intensidad que siguen siendo superiores a la incipiente tecnología iraní, dando a los norteamericanos amplia ventaja.
También en esta entrevista se tocaron las posibles ventajas de un Irán fortalecido. Si este fuera el escenario, de seguro preocuparía a sus vecinos logrando establecer un balance de poder con rivales regionales poderosos como Rusia y China, como también países de gobierno suní que también son de preocupación para EEUU. De hecho, las mencionadas potencias no verían con buenos ojos una incursión tan cercana a su de influencia con la cual además comercian, y por tal motivo han rechazado en el Consejo de Seguridad mayores acciones contra Irán, mas no tanto por un verdadero sentimiento de amistad, recordando que aún persisten fuertes disputas en la región. Así que un buen plan de acción sería dejar que otros hagan el trabajo sucio y se maten entre sí, y estar preparado para un eventual balance ultramarino cuando sea necesario.
Finalmente, nada asegura el que Irán se haga más agresivo de contar con un arsenal nuclear. Al contrario, al igual que Corea del Norte, Pakistán u otros miembros del Club Nuclear, es probable que a pesar de la grandilocuencia y excentricidad de ciertos actos que hacen dudar de la racionalidad de sus dirigentes, su política exterior podría manejarse más a tientas de lo que se cree. Retomando las ideas de Herman Kahn y Thomas Schelling, autores que se concentraron en el tema de la interacción nuclear durante el pánico de los primeros años de Guerra Fría (y que algunos profesores me critican por “anticuados” pero que considero claves dado este panorama), existe la posibilidad de ganar una guerra nuclear, pero esto depende de que tan bien se hagan los cálculos al respecto y se sepan leer correctamente las intenciones del adversario. Además, dicha victoria no sólo depende de la capacidad de un primer ataque sino de la capacidad de ataques posteriores y/o de retaliación, la cual dudo que Irán tenga. Por lo tanto, Irán deberá ser cauto en su manejo de estas armas si no quiere acarrear un costo más grande que el riesgo.
A Estados Unidos le costaría abrir un nuevo frente cuando es notorio que ya es necesario un repliegue, el cual es vital para todo ejército, además de no estar muy contenta ya la ciudadanía con estas aventuras en tierras lejanas. Fuera de eso, pareciese que la necesidad de atacar de Irán es porque es un enemigo al que se le puede poner una cara y un territorio, caso distinto a lo que se llama ahora “nuevas guerras” donde no se tiene ni lo uno ni lo otro. También es de notar que aún hoy en día los estados no pueden estar totalmente seguros de las intenciones que tengan los demás estados, y por lo tanto deben ser precavidos y prudentes en su política exterior. Eso sí, en mi opinión un país que desarrolle armas nucleares puede estar 100% seguro de algo: en el momento que las tenga tendrá en ese instante otros misiles nucleares apuntando a su territorio, y no necesariamente todos gringos.
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