Un tema que me ha llamado bastante la atención y al cual le voy dando seguimiento desde el blog anterior, es el surgimiento de la Unión Euroasiática con Rusia a la cabeza como ejemplo de la expansión rusa traducida a la época actual. Ya con anterioridad había referenciado el Estado de la Unión entre Rusia y Bielorrusia, pero ya hoy salió una declaración conjunta entre los dirigentes de estos dos países más Nursultan Nazarbayev de Kazajstán del lanzamiento oficial de esta unión, basada en el modelo integracionista europeo.
Una de las dos banderas sugeridas para el Estado de la Unión |
Esta unión da crédito a la visión del bloque regional u organización supranacional como posible reemplazo de la figura del estado, debido a que una de las razones detrás de esta integración es el poder hacerle frente a Estados Unidos, China y la Unión Europea. Para tal fin, la idea es volver a expandir la influencia rusa tanto hacia oriente como hacia occidente incluyendo todo territorio eslavo y/o euroasiático, pero ya no bajo la batuta imperial decimonónica o comunista sino con el modelo integracionista impulsado por los europeos donde se mantienen las nacionalidades pero hay un esfuerzo por borrar fronteras físicas y económicas.
Precisamente, la mayor parte de las críticas atacan a la manera tan calcada de la UE por parte de los euroasiáticos, principalmente por las marcadas asimetrías en esta región, pero es muy probable que al igual como lo han hecho en los últimos 20 años adapten estas instituciones a su propia conveniencia. Me atrevería a decir por adelantado que a diferencia de la UE y sus principios kantianos, en la Unión Euroasiática se daría un club de democracias iliberales y gobiernos autoritarios con economías gobernadas por las mafias locales (recordemos que Bielorrusia y Kazajstán tienen el mismo presidente desde su independencia de la Unión Soviética).
En cuanto a la expansión, es posible que en oriente logre mayores adeptos entre otros estados post-soviéticos, particularmente Kirguistán y Tayikistán quienes sienten la amenaza china en su frontera, mientras que pueda ser más difícil en el caso de Turkmenistán y su política de neutralidad, y que al igual que Uzbekistán, ya presenta cierta rivalidad con Rusia. En el tramo occidental tampoco es que la situación sea sencilla, porque al igual que su contraparte oriental, se trata de estados tapones que componían la antigua URSS, pero en este caso hay cierta atracción hacía las potencias que se suponen están bloqueando, lo cual causa divisiones internas.
Tal es el caso de Moldavia, que hace diez años mostró intenciones de hacer parte de esta nueva unión, pero actualmente renunció el único candidato a la presidencia de ese país prolongando una ausencia de mandato que lleva ya dos años. Fuera de eso, la región separatista de Transdniestria que solía mostrar una tendencia pro-rusa y pro-comunista, en sus últimas elecciones ganó un líder pro-europeo, lo cual puede frenar cualquier acercamiento con la tierra de los zares.
Y un caso más dramático es el de Ucrania, la cual incluso está dividida geográficamente en una región occidental pro-europea y una región oriental pro-rusa, y que desde la Revolución Naranja de 2004 le ha dado dolores de cabeza a la Rusia de Putin con las peleas gasíferas. Ahora que Viktor Yanukovych, un líder pro-ruso, está a cargo de Ucrania y encarceló a sus opositores políticos (entre esos la anterior Primer Ministra Yulia Tymoshenko), es poco probable que sea admitida en la UE a pesar de las movilizaciones sociales a favor de ello, lo cual cause que eventualmente este país quede bajo la influencia euroasiática [1].
Otro país que de tanto recibir negativas de la UE pueda virar su mirada es Serbia, además si se suma el factor del paneslavismo que no está tan muerto como sus contradictores creen. Fuera de eso, también será interesante revisar lo que suceda con estados cuyo reconocimiento internacional está en duda pero que Rusia ha reconocido para expandir su influencia en sus antiguos dominios como lo son Osetia del Sur, Abjasia o la misma Transdniestria, los cuales muy posiblemente busquen integrarse a Rusia para procurarse una mayor protección. Pero por lo pronto es necesario que este bloque inicial de tres países logre solidificar su unión, lo cual proyectan para 2015. Ya antes otros proyectos de integración han fallado en la región, pero esto no significa que no sigan intentando.
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