lunes, 26 de diciembre de 2011

Dos pájaros de un tiro

Algunos de mis críticos dirán que dada mi posición Realista dirán que le pongo mucho énfasis al tema de la seguridad, pero para mí es claro que la razón, o una de las razones, por la cual los seres humanos nos organizamos en unidades políticas es para tener cierto sentido de protección y cierta esperanza de predictibilidad en nuestras vidas. El meollo del asunto es saber que se entiende por seguridad. Por ejemplo, todo el proceso de integración que llevó a la creación de la Unión Europea esta cimentado sobre un precepto de seguridad civil, por ello el estilo europeo es de un estado que provee servicios de bienestar a sus ciudadanos.

Ya si nos vamos al norte del continente donde habito nos encontramos con un concepto de seguridad más básico, o más apegado a lo que comúnmente se entiende por seguridad, la seguridad militar. No por nada Estados Unidos tiene a la vez el mayor ejército, la mayor producción de material bélico y el mayor gasto militar, y como hemos presenciado desde el 11 de septiembre de 2001, estos factores no han hecho sino aumentar. En consecuencia, es previsible el hecho de que no se le haya dado tanto impulso al Tratado de Libre comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) como sí al Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial (NORAD), y a sí mismo, la creación de un nuevo acuerdo entre EEUU y Canadá que combina ambos aspectos: seguridad y comercio.

El acuerdo Beyond the Border (más allá de la frontera) busca integrar el control fronterizo de ambos países en un solo cuerpo de seguridad para facilitar así los trámites de inspección de seguridad, como también los trámites aduaneros. El acuerdo incluye no sólo la frontera física como tal, sino también las conexiones aeroportuarias y las redes cibernéticas. Los cuatro puntos específicos de los que trata el acuerdo son: atención inmediata de amenazas; facilitación del comercio, crecimiento económico y empleos; aplicación de la ley a través de las fronteras; e infraestructura crítica y cíber-seguridad. Probablemente este acuerdo parezca algo novedoso, y de hecho es poca la difusión que nos ha llegado, pero el acuerdo viene avanzando hace ya un tiempo, y más bien estos últimos anuncios significan su puesta en marcha.

Leyendo las declaraciones del Presidente Estadounidense Barack Obama y el Primer Ministro Canadiense Stephen Harper, se puede ver entre líneas que lo que se busca acá además de las razones expuestas, es consolidar el bloque norteamericano para enfrentar los retos que se avecinan con el nuevo énfasis que se le está dando a la región Asia-Pacífico. De paso, Harper aseguró la posición de su país como el principal aliado de la superpotencia, argumento que va en línea con los interesesactuales de Canadá, al ser EEUU su principal socio comercial y la esperanza que los nuevos y vastos yacimientos energéticos canadienses sean aprovechados por ese país, de paso sea dicho, razón principal de la salida de Canadá del Protocolo de Kyoto. Por eso, también entre líneas se ven ciertos avances en la creación de un oleoducto norteamericano.

Por otra parte, surge la duda sobre la actitud de Canadá en este acuerdo. Ya mencioné como el proceso integracionista europeo se dio en base a la seguridad civil, entonces es válido preguntarse por qué Canadá se muestra más acorde al modelo de seguridad gringo cuando este país es el bastión del bienestar tipo europeo en el continente, y por ello el “paraíso” de más de un progresista. En efecto, ya se sienten las voces de protesta canadienses frente a esta medida, algunos arguyendo que se trata de un ataque a los derechos humanos, al darse cierto perfilamiento a algunos grupos étnicos, y por supuesto, otros arguyen que se trata de una disminución de la soberanía canadiense. Pero hay que tener en cuenta además del hecho de que EEUU es el único vecino inmediato de Canadá y su mayor socio comercial, el gobierno conservador de Harper ha sacado de relieve ese doble juego de los canadienses, en donde se muestran amistosos por un lado, pero sus intereses van muy en línea con los de su vecino del sur.

En conclusión, pueda que los sentimientos de excepcionalismo estadounidense aún cundan con fuerza dentro de su territorio, pero da la impresión de que por lo menos su dirigencia está cayendo en cuenta de los retos que enfrenta la figura del Estado-Nación, y como el posible reemplazo en su papel de máxima unidad política parece consolidarse en el bloque regional. Eso sí, al igual que en el siglo XVIII, EEUU está creando algo a su propia conveniencia con el apoyo de su aliado histórico, y podría decirse que desafiando el modelo europeo, poniendo el énfasis en sus también históricas preocupaciones: seguridad y comercio ¿Será nuevamente exitoso en esta empresa? Sólo el tiempo lo dirá.


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