Aunque hasta ahora estoy empezando a observar las particularidades de este continente, mi apuesta es que de darse el surgimiento de una potencia regional en África ésta vendría del sur. Mi apuesta va por esa región a diferencia de otras debido a que el ascenso del continente tiene mayor prominencia en esa región (ver: Botswana), y las muestras de soft power de Sudáfrica desde los 90, su reciente entrada a los BRICS, y muestras de voluntad de poder como los préstamos a Swazilandia, pueden surtir efecto. Algunos ven esa posibilidad en Egipto, pero dada su herencia está más conectado con el mundo árabe que con el continente; en el caso de Nigeria, le tengo poca fe al poder basado exclusivamente en materias primas, y Kenya tiene un vecindario bastante difícil.
No obstante, dado el estatus que podríamos llamar embrionario o naciente, debido a la reciente independencia, de los estados africanos es de tener en cuenta los puntos de quiebre en los procesos de formación de estado y transiciones democráticas. El caso en el sur de África es principalmente racial, debido a que éstos fueron los últimos países africanos en independizarse y los colonos europeos de esta zona han sido los más reticentes a abandonar el continente, o en el caso de Mozambique y Angola una independencia bastante violenta en la que se dio una total expulsión de la población portuguesa durante la década de los 70.
Y cito a estos dos países como excepción, porque son los únicos donde no se dio la fuerte influencia británica en la región, dentro de la cual tampoco se puede descartar la influencia holandesa (los afrikáners) y alemana. De hecho, no han pasado 20 años desde la caída del régimen afrikáner en Sudáfrica que practicaba la temible política del apartheid, la cual también fue replicada en otros países de la región, la cual también incluía la creación de los bantustanes. Por otro lado, también se le atribuye a este tipo de regímenes el haber legado el andamiaje institucional a los actuales gobiernos que ha hecho posible el avance en la zona, lo cual argumentado con cierto veneno no deja de echarle más leña a la hoguera.
Fue precisamente en Sudáfrica donde se dio el caso emblemático de reconciliación con la presidencia de Nelson Mandela, pero del simbolismo a la realidad hay siempre una brecha, la cual actualmente parece estarse ampliando. Recientemente se celebraron los 100 años del partido del mencionado líder sudafricano, el Congreso Nacional Africano ANC (siglas en inglés), y entre el festejo no deja de haber cierta acritud no sólo por la regular gestión del actual presidente Jacob Zuma, sino también la emergente popularidad del expulsado líder del ala juvenil de ese partido, Julius Malema. Lo preocupante de dicha popularidad, es el hecho que Malema se basa principalmente en un discurso de revancha racial, incluso atacando a miembros blancos del ANC y otras figuras que desde un inicio se manifestaron en contra del apartheid.
A pesar de esto, en otros países surafricanos se dan ciertos avances en la reconciliación. El presidente de Zambia, quien se posesionó hace unos meses, recién nombró como vicepresidente Guy Scott, descendiente directo de colonos europeos argumentando la necesidad de “caribeanizar” Zambia (concepto que no me es muy claro, debo admitir). Siguiendo la línea de este artículo, el problema no es tanto al interior del país sino en las relaciones con su vecino Zimbabwe, país con el que conformaba la antigua colonia de Rhodesia. Desde 1980 Zimbabwe ha estado gobernado por Robert Mugabe, cuya solución al problema racial fue literalmente voltear la torta y son ahora los blancos de ese país los que son tratados como una raza inferior; sin embargo, en el periódico oficial de ese país (y el único admitido), Mugabe ve sin problemas este nombramiento, e incluso hace referencia a cierta hermandad colegial.
El cómo se resuelvan estos conflictos al interior de estos países será un factor determinante en cómo se proyectan estos países hacia el exterior. Si bien los avances que presentan, y principalmente en materia económica, los hacen cada vez más atractivos y menos olvidados, este tipo de cuestiones dará buena cuenta hacia qué tipo de potencia apuntan sus intereses, y como se dará la pauta de la política dentro del continente negro con la probable emergencia de una potencia regional en esta zona.
Nota: Varios datos los tomé de esta página, y ya estoy avanzando en bibliografía para tener más clara la dinámica de esta región tan interesante del mundo. Esperen más detalles.
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