Uno de los proyectos en clase más interesantes que realicé el año pasado fue una investigación sobre la formación de estados en el Cáucaso. Entre las varias regiones que comprenden los Estados Post-Soviéticos, esta puede llegar a ser la más interesante debido a que a pesar de la proximidad geográfica, las diferencias entre los tres estados emergentes son bastante marcadas, y en ninguna otra región euroasiática se ve tan claramente el juego de intereses de potencias externas.
Aunque las cosas no son tan simples como aparentan, en términos amplios que de los tres países Azerbaiyán representa la cuota musulmana, empezando por la medialuna creciente en su bandera, y tal parece que obtiene el mayor apoyo por parte de Turquía, o bien, busca obtenerlo al también rechazar la ley francesa que prohíbe la negación del genocidio armenio. Claro que también ese vínculo con Ankara contra Armenia también podría tener sus orígenes en el conflicto de Nagorno-Karabakh, un enclave armenio en Azerbaiyán que busca independizarse pero su reconocimiento está en vilo debido al temor de molestar a Rusia, la potencia natural de la zona y principal benefactora de Armenia que también busca establecer su influencia en los demás estados caucásicos.
Por otro lado, en este enredo de reconocimientos y no-reconocimientos de las regiones post-comunistas, Rusia estuvo muy dispuesta a reconocer las regiones disidentes de Akhbazia y Osetia del Sur, las cuales se encuentran dentro de Georgia. La razón es sencilla, de los tres países del Cáucaso Georgia es el que más ha hecho intentos de acercarse a Occidente. La incomodidad probablemente no se deba tanto a los acercamientos comerciales con la Unión Europea, sino al hecho que Georgia tiene en curso una solicitud de entrada a la OTAN, y las muestras de afecto con el principal rival de los rusos han llegado incluso a niveles desproporcionados, como el erigir un monumento al ex presidente estadounidense Ronald Reagan.
De hecho, el gobierno en Tiblisi acaba de presentar su Concepto de Seguridad Nacional donde de 12 riesgos, Rusia representa 10. Así mismo, la prioridad se la lleva Estados Unidos en la necesidad de fortalecer relaciones, pero resulta aún más interesante que los otros dos aliados estratégicos sean Ucrania y Turquía. En el caso de Ucrania se trata junto con Georgia, Azerbaiyán y Moldavia de uno de los miembros de GUAM, organización internacional de Estados Post-Soviéticos que busca hacer contrapeso a la influencia rusa en la zona y también ha dado muestras de afinidad con Occidente (de los post-soviéticos sólo los bálticos han logrado integrarse plenamente con esta región), pero la división interna de este país puede hacer que fallen en este propósito, sumado a que actualmente el gobierno está en manos del partido pro-ruso. En cuanto a Turquía, es cuestión de recordar que se trata de un miembro de la OTAN que puede ayudar en su campaña de ingreso.
Ahora bien, este entusiasmo georgiano no parece ser del todo compartido por EEUU, sobre todo teniendo en cuenta que el actual presidente Obama ha intentado calmar las tensiones con su homólogo ruso, y por lo tanto maneja el tema del Cáucaso con cautela. Una muestra de esto, es que Obama presentó una sentencia firmada haciéndole el quite a una ley que aprobó el Congreso Estadounidense que ordenaba una “normalización” en las relaciones de defensa con el país post-soviético. Aún así, en esa misma declaración sumada a la Nueva Guía Estratégica de la Casa Blanca declaran que habrá una mayor integración en los asuntos de seguridad en la zona, lo cual puede dar a entender que se planea agilizar la entrada de Georgia a la OTAN, siendo esto un contrapeso más fuerte que un comercio de armas entre los dos países. El avance de esta entrada parece ser confirmado por el Secretario General de la OTAN Anders Fogh Rasmussen.
En últimas, una sutil forma de contener y desbalancearle el patio a un rival, además de tener un faro en hacia una región complicada y de interés. Pero eso no para aquí, por eso dije en un principio que el asunto es bien interesante, en este juego de intereses hay que ver cómo puede reaccionar Rusia, e incluso, como pueden llegar a actuar otras potencias que no han entrado al juego de esta región.
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