Hace muchos años, allá atrás cuando era estudiante de universidad pública, me llamaban mucho la atención unos cartelitos mostrando su apoyo a las “justas luchas (sic) en Nepal”. Aún no tengo muy en claro cómo podría afectar al balance del conflicto interno acá en Colombia de haber surgido un régimen maoísta en un país remoto cuyo nombre es conocido, si acaso por los que pusieron atención en clase de geografía, por ser el país donde se encuentra el Monte Everest.
Actualmente la guerra civil en Nepal se terminó con un acuerdo de paz en noviembre de 2006, lograda con un gobierno democrático de coalición entre los partidos tradicionalistas y la antigua guerrilla maoísta (actual partido maoísta), pero aún persiste una tensa calma dentro del país. De todos modos, el gobierno nepalí quiere aprovechar la situación de paz para llamar la atención de posibles inversionistas y revitalizar la economía, aunque está depende fuertemente de la India. Y es que no podría ser de otro modo, el componente cultural muestra una clara herencia de la cultura India, y este país ha sido su principal socio incluso en sus épocas de declive.

Todo esto sería maravilloso si en realidad la economía estuviese por encima de los demás aspectos, como se nos ha querido hacer creer. Entre China e India existen hasta el día de hoy conflictos históricos de larga data que se han manifestado en tensiones estratégicas, y entre esos conflictos están los conflictos fronterizos. Por el momento las tensiones no pasan de simples sospechas, desconciertos e incomodidades, y al ser ambas potencias nucleares, es posible que la apuesta sea por la disuasión y evitar una escalada. También es cierto que bajo los parámetros de las nuevas guerras un choque frontal es improbable, pero aún así Nepal se vería en una posición muy desfavorable en este choque de titanes, que de por sí ya compiten por el título de potencia asiática.
Por lo tanto, para asegurar su supervivencia Nepal además de balancearse entre las dos potencias y servirles de puente, debe aprovechar tal posición para mediar entre ellas. Para eso debe evitar el ensimismamiento que suelen tener los países montañosos y asumir una actitud más activa, a la vez que en cada negociación mantener presente sus intereses y sacar ventaja de cada situación. Por lo pronto le queda terminar de organizar su casa y dar los primeros pasos para salir a un mundo del cual se ha aislado por largo tiempo.
Reflexión final: ¿Será que la simpatía mostrada hacia grupos insurgentes nepalíes más allá de la retórica y simpatía ideológica tiene que ver con que también somos un país montañoso, ensimismado, que hace todo lo posible por organizarse dentro de sus fronteras y mostrarse atractivo al extranjero? ¿Qué creen?
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