martes, 13 de diciembre de 2011

La movida con Iraq

Ayer se encontraron el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, y el Primer Ministro Iraquí Nuri Kamal al-Maliki para acordar la salida de tropas estadounidenses de suelo iraquí a más tardar el 31 del presente mes.  Con esto pareciese que finalmente se llega a la conclusión de una guerra que hasta la fecha no se ha entendido bien, o más bien, no nos la han sabido explicar bien.

Algunos se ceñirán a las explicaciones simplistas de una teoría imperialista a medio masticar, o se reduce todo a la búsqueda de petróleo, y hasta he oído el casi hilarante argumento en el que Bush Jr. buscaba resolver su complejo de Edipo. Lo curioso aquí es que estas pueden ser explicaciones parciales. Aunque suene obvio, una potencia se comportará como una potencia hasta que deje de serlo, y por lo tanto le será clave mantener cierto control en una zona bisagra, como lo es Medio Oriente, más allá de los recursos que pueda proporcionar. Ya puntualmente, el mantener esa zona bajo su influencia es de vital importancia para EEUU, al poder así mantener una mejor vigilancia ante rivales más poderosos como los son Rusia y China.

En cuanto a los “asuntos con papi”, ahí estuvo el error garrafal de esta acción. Si bien desde el fin de la 2da Guerra Mundial la potencia norteamericana ha mantenido a ciertos gobiernos de la zona bajo su influjo para contener a los soviéticos, pero nunca intervino directamente, de hecho, como en el caso de la Revolución Iraní, simplemente se buscó nuevos aliados -en este caso el Iraq de Hussein- fueran estos democráticos o no. En el caso de Bush Padre no se trataba de una invasión como tal, sino de un balance de ultramar (offshore balancing) para mantener el status quo en la zona, mientras que el discurso usado por su hijo tenía una connotación de idealismo, al parecer basado en la máxima wilsoniana we have to make the world safe for democracy, sin tener en cuenta que no es un modelo del todo exportable.

Pero algo que salió a la luz con esta cruzada, es el hecho que en la supuesta unipolaridad o hegemonía imperante, la máxima potencia no da abasto para cubrir a todo el planeta, cosa que parece querer solucionar Obama aunque sus medidas sean a veces algo ingenuas, y de todos modos estar embebido con el discurso idealista de la política exterior estadounidense. Porque Iraq sigue siendo un país inestable, y si el propósito era llevar la democracia a ese país podemos seguir diciendo que la empresa fue un fracaso porque ya se sospecha de los visos autoritarios de Maliki [1]. Fuera de eso, el Primer Ministro pertenece a la comunidad chiita al igual que los Ayatolas y el gobierno del vecino Irán, lo cual ayudó a la reconciliación entre los dos países pactada hace ya casi cuatro años [2], lo cual puede significar una salida de la zona de influencia gringa por parte de Iraq en pro del rival emergente persa.

Por esta razón, es que las tropas se van pero Estados Unidos no. En esta nota, además de exponer algunos de los argumentos ya aludidos, se hace referencia a la entrada de 16.000 efectivos civiles, y la creación de la mayor embajada estadounidense. Esto en aras de mantener una fuerte presencia diplomática, e impulsar su soft power (que no deja de ser poder de todos modos) para recuperar lo perdido en estos diez años. De particular atención en el encuentro de ayer es la declaración de Obama donde aseveró que Iraq no quedaría solo, básicamente diciendo que EEUU volvería a su política de balance ultramarino y que mantendrá su influencia en la zona.

Obviamente esto no podrá ser un regreso al status quo inicial, y EEUU debe ser ahora más sagaz para mantener aliados en una región que cada vez menos los ven con buenos ojos, y de donde surgen rivales cada vez más amenazantes como Irán. Lo gracioso de este asunto es que por promover democracia, la mayoría de este país resultó siendo de un grupo humano que siente desagrado por la potencia, y ahora le sea más complicado girar las fichas a su favor.

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