viernes, 30 de diciembre de 2011

Permitiéndose opiniones: Irán

Un asunto que ha causado bastante desconcierto entre aquellos pendientes del sistema internacional es la posible entrada de Irán al Club Nuclear. En la última edición de Foreign Affairs el profesor Matthew Kroenig publicó un artículo asegurando que este es el mejor momento para que Estados Unidos ataque a Irán. Por supuesto, este artículo obtuvo pronta respuesta por parte del profesor Stephen Walt, la cual llevo a una defensa y un eventual cierre. Dados los lineamientos expuestos por ambos profesores (además de la admitida tendencia de Walt en su blog), acá la comunidad académica está viendo una vez más otro episodio del debate original dentro de las Relaciones Internacionales entre Idealistas y Realistas.

Para mis lectores más observadores y/o conocedores será obvio el que yo afirme que me inclino más por Walt que por Kroenig. Básicamente, el argumento de este último es que EEUU debe actuar en este preciso instante para evitar que Irán surja como potencia nuclear, lo cual haría de este estado uno más agresivo desbalanceando aún más la ya inestable región donde se encuentra. Kroenig propone una acción “rápida y eficiente” que destruya las plantas nucleares del país persa, haciendo énfasis en que la tecnología bélica norteamericana puede asegurar un mínimo de daño colateral y en que no haya víctimas civiles, mencionando además el apoyo de los “amigos” en la región como Israel o Arabia Saudí. Todo esto, argumenta el profesor, sería mucho menos costoso que una política de disuasión u otro tipo de contención.

Si efectivamente se tratase de un ataque fugaz posiblemente los costos sean menores que un plan de contención continuo ¿pero cuántas veces creyeron los gringos que sus incursiones militares en regiones apartadas iban a durar poco tiempo y tener una precisión quirúrgica? Si tomamos casos recientes, ya vemos como hasta ahora se van las tropas gringas de Iraq, y Afganistán sigue siendo un lugar bastante inestable. Es más, Iraq fue invadida bajo el argumento de que estaba desarrollando armas de destrucción masiva, y fiel a la tradición Idealista se impuso una democracia al considerar que esto apaciguaría los ánimos en su interior y haría de Iraq un país “bueno”.

El problema acá es que nominalmente se da democracia en cuanto hay un gobierno de mayorías en el mejor de los casos, o por lo menos la fachada de unas elecciones, y ya con las Primaveras Árabes se empieza a ver que los resultados democráticos suelen ser distintos a los esperados. Por su parte Iraq eligió a un presidente chií lo cual lo acerca a la dirigencia iraní que también pertenece a esta corriente islámica, y que no es precisamente una corriente que guste de Occidente. En ese orden de ideas, con Irán sería más difícil excusarse bajo un argumento democrático porque Irán ya cumple con este requisito de la post-guerra fría, dominado por los ayatolas y desviado a un autoritarismo competitivo, pero el numerito de las elecciones y ciertas instituciones lo tienen.

Por consiguiente, en este caso sale a relucir la crítica Realista en que el Idealismo es un intento de extender un sistema político doméstico al exterior, considerando que si funcionó hacia adentro necesariamente lo hará hacia afuera. Es por ello que en este artículo que comenta la discusión académica referenciada anteriormente recomienda un regreso a una política exterior Realista luego de 20 años de Idealismo y sus claros fallos. Es más, si observamos este mapa podemos darnos cuenta de que una contención a Irán ya está en efecto, siendo los países rojos los aliados de EEUU en la región, los azules los aliados de Irán, y las estrellas las bases militares estadounidenses en la zona. Claro, las bases en Iraq se supone que ya no estarán desde el próximo año; la situación entre EEUU y Pakistán está tensa dejando esas bases en veremos; y en caso de guerra habrá que ver si Turkmenistán hace valer su condición de neutralidad, sin embargo, el número de bases sigue siendo considerable.

Por otra parte, en una entrevista a Henry Kissinger realizada hace poco más de un año sobre la posibilidad de un fortalecimiento iraní el antiguo Secretario de Estado nos recuerda que las políticas de contención sólo son efectivas si se está dispuesto a cumplir la amenazas que se imponen, desmintiendo la supuesta pasividad de estas prácticas que alegan ciertos sectores neoconservadores en EEUU. No sólo eso, Kissinger recuerda que en caso de choque nuclear no es necesario utilizar todo el arsenal de este tipo, y bien EEUU podría preparar y emplear armas de media intensidad que siguen siendo superiores a la incipiente tecnología iraní, dando a los norteamericanos amplia ventaja.

También en esta entrevista se tocaron las posibles ventajas de un Irán fortalecido. Si este fuera el escenario, de seguro preocuparía a sus vecinos logrando establecer un balance de poder con rivales regionales poderosos como Rusia y China, como también países de gobierno suní que también son de preocupación para EEUU. De hecho, las mencionadas potencias no verían con buenos ojos una incursión tan cercana a su de influencia con la cual además comercian, y por tal motivo han rechazado en el Consejo de Seguridad mayores acciones contra Irán, mas no tanto por un verdadero sentimiento de amistad, recordando que aún persisten fuertes disputas en la región. Así que un buen plan de acción sería dejar que otros hagan el trabajo sucio y se maten entre sí, y estar preparado para un eventual balance ultramarino cuando sea necesario.

Finalmente, nada asegura el que Irán se haga más agresivo de contar con un arsenal nuclear. Al contrario, al igual que Corea del Norte, Pakistán u otros miembros del Club Nuclear, es probable que a pesar de la grandilocuencia y excentricidad de ciertos actos que hacen dudar de la racionalidad de sus dirigentes, su política exterior podría manejarse más a tientas de lo que se cree. Retomando las ideas de Herman Kahn y Thomas Schelling, autores que se concentraron en el tema de la interacción nuclear durante el pánico de los primeros años de Guerra Fría (y que algunos profesores me critican por “anticuados” pero que considero claves dado este panorama), existe la posibilidad de ganar una guerra nuclear, pero esto depende de que tan bien se hagan los cálculos al respecto y se sepan leer correctamente las intenciones del adversario. Además, dicha victoria no sólo depende de la capacidad de un primer ataque sino de la capacidad de ataques posteriores y/o de retaliación, la cual dudo que Irán tenga. Por lo tanto, Irán deberá ser cauto en su manejo de estas armas si no quiere acarrear un costo más grande que el riesgo.

A Estados Unidos le costaría abrir un nuevo frente cuando es notorio que ya es necesario un repliegue, el cual es vital para todo ejército, además de no estar muy contenta ya la ciudadanía con estas aventuras en tierras lejanas. Fuera de eso, pareciese que la necesidad de atacar de Irán es porque es un enemigo al que se le puede poner una cara y un territorio, caso distinto a lo que se llama ahora “nuevas guerras” donde no se tiene ni lo uno ni lo otro. También es de notar que aún hoy en día los estados no pueden estar totalmente seguros de las intenciones que tengan los demás estados, y por lo tanto deben ser precavidos y prudentes en su política exterior. Eso sí, en mi opinión un país que desarrolle armas nucleares puede estar 100% seguro de algo: en el momento que las tenga tendrá en ese instante otros misiles nucleares apuntando a su territorio, y no necesariamente todos gringos.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

¡Está sucediendo!

Un tema que me ha llamado bastante la atención y al cual le voy dando seguimiento desde el blog anterior, es el surgimiento de la Unión Euroasiática con Rusia a la cabeza como ejemplo de la expansión rusa traducida a la época actual. Ya con anterioridad había referenciado el Estado de la Unión entre Rusia y Bielorrusia, pero ya hoy salió una declaración conjunta entre los dirigentes de estos dos países más Nursultan Nazarbayev de Kazajstán del lanzamiento oficial de esta unión, basada en el modelo integracionista europeo.

Una de las dos banderas sugeridas para el Estado de la Unión
Esta unión da crédito a la visión del bloque regional u organización supranacional como posible reemplazo de la figura del estado, debido a que una de las razones detrás de esta integración es el poder hacerle frente a Estados Unidos, China y la Unión Europea. Para tal fin, la idea es volver a expandir la influencia rusa tanto hacia oriente como hacia occidente incluyendo todo territorio eslavo y/o euroasiático, pero ya no bajo la batuta imperial decimonónica o comunista sino con el modelo integracionista impulsado por los europeos donde se mantienen las nacionalidades pero hay un esfuerzo por borrar fronteras físicas y económicas.

Precisamente, la mayor parte de las críticas atacan a la manera tan calcada de la UE por parte de los euroasiáticos, principalmente por las marcadas asimetrías en esta región, pero es muy probable que al igual como lo han hecho en los últimos 20 años adapten estas instituciones a su propia conveniencia. Me atrevería a decir por adelantado que a diferencia de la UE y sus principios kantianos, en la Unión Euroasiática se daría un club de democracias iliberales y gobiernos autoritarios con economías gobernadas por las mafias locales (recordemos que Bielorrusia y Kazajstán tienen el mismo presidente desde su independencia de la Unión Soviética).

En cuanto a la expansión, es posible que en oriente logre mayores adeptos entre otros estados post-soviéticos, particularmente Kirguistán y Tayikistán quienes sienten la amenaza china en su frontera, mientras que pueda ser más difícil en el caso de Turkmenistán y su política de neutralidad, y que al igual que Uzbekistán, ya presenta cierta rivalidad con Rusia. En el tramo occidental tampoco es que la situación sea sencilla, porque al igual que su contraparte oriental, se trata de estados tapones que componían la antigua URSS, pero en este caso hay cierta atracción hacía las potencias que se suponen están bloqueando, lo cual causa divisiones internas.

Tal es el caso de Moldavia, que hace diez años mostró intenciones de hacer parte de esta nueva unión, pero actualmente renunció el único candidato a la presidencia de ese país prolongando una ausencia de mandato que lleva ya dos años. Fuera de eso, la región separatista de Transdniestria que solía mostrar una tendencia pro-rusa y pro-comunista, en sus últimas elecciones ganó un líder pro-europeo, lo cual puede frenar cualquier acercamiento con la tierra de los zares.

Y un caso más dramático es el de Ucrania, la cual incluso está dividida geográficamente en una región occidental pro-europea y una región oriental pro-rusa, y que desde la Revolución Naranja de 2004 le ha dado dolores de cabeza a la Rusia de Putin con las peleas gasíferas. Ahora que Viktor Yanukovych, un líder pro-ruso, está a cargo de Ucrania y encarceló a sus opositores políticos (entre esos la anterior Primer Ministra Yulia Tymoshenko), es poco probable que sea admitida en la UE a pesar de las movilizaciones sociales a favor de ello, lo cual cause que eventualmente este país quede bajo la influencia euroasiática [1].

Otro país que de tanto recibir negativas de la UE pueda virar su mirada es Serbia, además si se suma el factor del paneslavismo que no está tan muerto como sus contradictores creen. Fuera de eso, también será interesante revisar lo que suceda con estados cuyo reconocimiento internacional está en duda pero que Rusia ha reconocido para expandir su influencia en sus antiguos dominios como lo son Osetia del Sur, Abjasia o la misma Transdniestria, los cuales muy posiblemente busquen integrarse a Rusia para procurarse una mayor protección. Pero por lo pronto es necesario que este bloque inicial de tres países logre solidificar su unión, lo cual proyectan para 2015. Ya antes otros proyectos de integración han fallado en la región, pero esto no significa que no sigan intentando.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Dos pájaros de un tiro

Algunos de mis críticos dirán que dada mi posición Realista dirán que le pongo mucho énfasis al tema de la seguridad, pero para mí es claro que la razón, o una de las razones, por la cual los seres humanos nos organizamos en unidades políticas es para tener cierto sentido de protección y cierta esperanza de predictibilidad en nuestras vidas. El meollo del asunto es saber que se entiende por seguridad. Por ejemplo, todo el proceso de integración que llevó a la creación de la Unión Europea esta cimentado sobre un precepto de seguridad civil, por ello el estilo europeo es de un estado que provee servicios de bienestar a sus ciudadanos.

Ya si nos vamos al norte del continente donde habito nos encontramos con un concepto de seguridad más básico, o más apegado a lo que comúnmente se entiende por seguridad, la seguridad militar. No por nada Estados Unidos tiene a la vez el mayor ejército, la mayor producción de material bélico y el mayor gasto militar, y como hemos presenciado desde el 11 de septiembre de 2001, estos factores no han hecho sino aumentar. En consecuencia, es previsible el hecho de que no se le haya dado tanto impulso al Tratado de Libre comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) como sí al Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial (NORAD), y a sí mismo, la creación de un nuevo acuerdo entre EEUU y Canadá que combina ambos aspectos: seguridad y comercio.

El acuerdo Beyond the Border (más allá de la frontera) busca integrar el control fronterizo de ambos países en un solo cuerpo de seguridad para facilitar así los trámites de inspección de seguridad, como también los trámites aduaneros. El acuerdo incluye no sólo la frontera física como tal, sino también las conexiones aeroportuarias y las redes cibernéticas. Los cuatro puntos específicos de los que trata el acuerdo son: atención inmediata de amenazas; facilitación del comercio, crecimiento económico y empleos; aplicación de la ley a través de las fronteras; e infraestructura crítica y cíber-seguridad. Probablemente este acuerdo parezca algo novedoso, y de hecho es poca la difusión que nos ha llegado, pero el acuerdo viene avanzando hace ya un tiempo, y más bien estos últimos anuncios significan su puesta en marcha.

Leyendo las declaraciones del Presidente Estadounidense Barack Obama y el Primer Ministro Canadiense Stephen Harper, se puede ver entre líneas que lo que se busca acá además de las razones expuestas, es consolidar el bloque norteamericano para enfrentar los retos que se avecinan con el nuevo énfasis que se le está dando a la región Asia-Pacífico. De paso, Harper aseguró la posición de su país como el principal aliado de la superpotencia, argumento que va en línea con los interesesactuales de Canadá, al ser EEUU su principal socio comercial y la esperanza que los nuevos y vastos yacimientos energéticos canadienses sean aprovechados por ese país, de paso sea dicho, razón principal de la salida de Canadá del Protocolo de Kyoto. Por eso, también entre líneas se ven ciertos avances en la creación de un oleoducto norteamericano.

Por otra parte, surge la duda sobre la actitud de Canadá en este acuerdo. Ya mencioné como el proceso integracionista europeo se dio en base a la seguridad civil, entonces es válido preguntarse por qué Canadá se muestra más acorde al modelo de seguridad gringo cuando este país es el bastión del bienestar tipo europeo en el continente, y por ello el “paraíso” de más de un progresista. En efecto, ya se sienten las voces de protesta canadienses frente a esta medida, algunos arguyendo que se trata de un ataque a los derechos humanos, al darse cierto perfilamiento a algunos grupos étnicos, y por supuesto, otros arguyen que se trata de una disminución de la soberanía canadiense. Pero hay que tener en cuenta además del hecho de que EEUU es el único vecino inmediato de Canadá y su mayor socio comercial, el gobierno conservador de Harper ha sacado de relieve ese doble juego de los canadienses, en donde se muestran amistosos por un lado, pero sus intereses van muy en línea con los de su vecino del sur.

En conclusión, pueda que los sentimientos de excepcionalismo estadounidense aún cundan con fuerza dentro de su territorio, pero da la impresión de que por lo menos su dirigencia está cayendo en cuenta de los retos que enfrenta la figura del Estado-Nación, y como el posible reemplazo en su papel de máxima unidad política parece consolidarse en el bloque regional. Eso sí, al igual que en el siglo XVIII, EEUU está creando algo a su propia conveniencia con el apoyo de su aliado histórico, y podría decirse que desafiando el modelo europeo, poniendo el énfasis en sus también históricas preocupaciones: seguridad y comercio ¿Será nuevamente exitoso en esta empresa? Sólo el tiempo lo dirá.


domingo, 25 de diciembre de 2011

El lugar correcto de la mantequilla

Hoy voy a inaugurar una de las dos secciones que hacen falta, y que posiblemente el sólo nombre espante a varios de mis lectores: Teoría. La idea no es sólo discutir los densos debates que se dan alrededor de este tema, sino también mostrar otro tipo de cosas: caricaturas, música, comentarios de libros, cómics, etc. que ayuden a hacer más interesante esta sección. Se sorprenderán como muchas cosas de la cultura pop son herramientas útiles para entender mejor las Relaciones Internacionales.

En esta primera entrega les presento una caricatura animada que está basada en uno de mis libros d einfancia: Dr. Seuss, The Butter Battle Book. Aunque la historia es una crítica a la Guerra Fría, la cual seguía su curso cuando el libro fue escrito, quién iba a saber que de forma sencilla acá se pueden comprender conceptos Realistas como el balance de poder, el cuarto trasero, la inutilidad de las ideologías y la disuasión. Así que para que tengan algo divertido que hacer este día, les dejo estos dos videos.



sábado, 24 de diciembre de 2011

¿A quién pertenece el Ártico?

Como se dice que Santa Claus vive en el Polo Norte ¿qué mejor día que este para saber que pasa en el hogar de este popular personaje? A continuación les presento la conclusión de una investigación llevada a cabo a lo largo de este semestre que ya culminó, hecha por mí junto con dos compañeros de batalla: Natalia Padilla y Camilo Garzón. Felices fiestas.

La razón por la cual el Ártico es una zona de interés para el Derecho Internacional Público es que a diferencia de la Antártida, no existe un tratado que defina su posición legal, y por lo tanto a quien le pertenece, y además es algo que todavía se encuentra en disputa. Esto se debe a que a diferencia de su contraparte del sur, no posee un cuerpo terrestre, sino que ser trata de un cuerpo marítimo bajo una capa de hielo. La pregunta es ¿el Ártico pertenece a la humanidad? ¿O por el contrario pertenece a los Estados costeros (Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Noruega y Rusia)? En suma ¿quién tiene derecho al ártico?

Si tomamos en cuenta la concepción rawlsiana de derecho internacional, partiríamos en que éste es la positivización del derecho de los pueblos y también de la noción de la justicia como igualdad de oportunidades. Todo esto llevaría a pensar que efectivamente el Ártico debe ser propiedad de la humanidad, al ser lo justo el que todos nos podamos beneficiar de los recursos que ahí se dan, y no solamente los estados costeros.

No obstante, el mismo autor muestra que esto no se da en la realidad debido a que los Estados defienden sus propios intereses y por eso se ve la necesidad de crear leyes internacionales. A lo largo de este trabajo hemos ido demostrando como los intereses de los Estados Árticos son de bastante peso, al haber recursos energéticos sin explotar, y el trazado de nuevas rutas marinas gracias al deshielo; lo cual nos lleva a concluir que efectivamente debe darse un arreglo entre dichos Estados, cosa que se ha venido avanzando.

Y siguiendo con esta base argumentativa, bien plantea Douzinas que: “los derechos son reducidos a las prioridades disciplinarias y de la dominación”, y por coincidencia los Estados Árticos se encuentran entre los más poderosos del planeta, lo cual nos lleva a pensar que primarán sus intereses en la resolución de esta disputa si se llegase a dar un reclamo de algún Estado externo a esta zona con menos poder. Aún si se utiliza el derecho de mares, el cual parece ser la vía de resolución preferida por los actores involucrados, este es un derecho basado en la historia y la tradición, que precisamente reflejan simplemente un actuar formal y procesal, y no tienen en cuenta conceptos elevados como “justicia” o “igualdad”, lo cual se ve reflejado en la interpretación ambigua que han hecho los Estados Árticos con el Artículo 234 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar para lograr sus objetivos.

Por lo tanto, independientemente de lo que podamos pensar al respecto, debemos referirnos a estos procedimientos establecidos para ver como se podría resolver la disputa en el Ártico entre sus cinco países costeros. Para ello es esencial la revisión histórica que da las bases al Derecho Internacional, particularmente porque de ahí se derivan muchos de los reclamos y su validez, lo cual puede ser visto desde varias perspectivas.

El territorio Ártico presenta varias complicaciones al ser un océano cubierto de hielo. La primeria inferencia que puede aplicarse es la de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. De hecho, los Estados Árticos ya se han encargado de trazar una línea base desde sus costas y reclamar sus respectivos mares territoriales, zonas contiguas, zonas económicas exclusivas y plataformas continentales. Las dudas sobre la pertenencia a algunas de estas características surgen debido a la difícil exploración de este océano.

Por eso uno de los principales reclamos se da por el Risco de Lomonosov, zona rica en recursos naturales, el cual Rusia alega que hace parte de su plataforma continental. Si bien este risco está más allá de las 200 millas establecidas por la Convención, pero basándose en los párrafos 4 a 6 del Artículo 76 de dicha convención, en donde se puede extender 150 millas más si se comprueba que efectivamente son una continuación natural de la plataforma continental establecida. El problema con este reclamo reside en el hecho en que empieza entrar en un reclamo similar hecho por Canadá, como se puede apreciar en el mapa referenciado.

Pero la resolución de estas disputas no se limita a lo establecido por esta convención. De hecho, se tiene que tener en cuenta primordialmente el carácter histórico del Derecho Internacional, el cual está basado principalmente en reglas consuetudinarias. Para esto se tiene en cuenta el Opinio Juris, es decir, el hecho en que una costumbre se hace norma a menos que otro Estado se oponga ante esta.

Para que tal situación se dé, se necesita “demostrar que existe una ‘práctica generalmente aceptada’ que se ajusta a la regla y que  es ‘aceptada’”, y esto tienen en cuenta la continuidad y el alcance de dicha costumbre. Sin embargo, no existe precisión alguna sobre la duración exacta de esta costumbre, ya demás debe darse de forma continua y no tratarse de un evento pasajero, particularmente si se trata de intereses vitales como el caso mencionado de la plataforma continental. En cuanto al alcance, valga decir que debe establecerse si esta tiene un alcance general o regional, lo cual en este caso al sólo ser válida para cierto número de países, podemos establecer que se trata de una costumbre regional.

Entre estas costumbres podemos ver en primera medida el concepto de Zona de Atracción, en la cual se propuso que cada Estado Ártico podía reclamar una zona que equivale a un triángulo con base en el litoral de cada Estado y vértice en el Polo Norte. Tal propuesta fue hecha a principios de siglo XX por el senador canadiense Pascal Poirier, la cual fue luego ratificada por Rusia en 1920 por el jurista Lakhfin, aunque en la actualidad no ha tenido mayor resonancia.

Aún así, es de notar que estos dos países han sido los que han presentado mayores reclamos en la zona. Rusia no ha presentado mayor continuidad en sus reclamos desde los estrechos de Dmitrii Laptev y Sannikov hasta Lomonosov. Mientras que en Canadá sí encontramos todo un historial de reclamos, que pueden servir como base a la costumbre en el Ártico.

A diferencia de Rusia, el Estado canadiense basa sus reclamos a partir de su desarrollo histórico sobre dicha zona, debido a que desde 1924 ha expedido una serie de leyes que paso a paso han aumentado su jurisdicción sobre este territorio, aunque no logran ejercer total soberanía este comportamiento del gobierno canadiense se ha llamado Sector Theory y se ha presentado numerosas veces durante todo el siglo XX, pero sólo daremos cuenta de aquellos que han sido más relevantes debido a que esta actividad ha sido bastante recurrente:

En 1958 se aplicó dicha teoría sobre las islas árticas en aguas canadienses en la cual estas se declaraban que pertenecían al Estado; esto fue ratificado por el gobierno en 1964, ya que al parecer estas no pertenecían a ningún otro Estado y además eran inhabitadas por lo cual no se atentaba o se veía involucrada ninguna población. En 1965 se adjudican la pertenencia de la plataforma continental  en aguas árticas, con el fin de la explotación de recursos como petróleo y gas.

En 1970 se permite ejercer control policial, lo cual permite que personal de la fuerza  armada patrulle y dé informes sobre el orden público, para evitar cualquier acción ilegal que atente en contra del Estado o que pueda violar su soberanía, con el objetivo de evitar posibles atentados en contra de la ley canadiense. En 1976 y 1977 se declara esta zona como zona de actividad pesquera y de caza, pero esto no se podía hacer en gran escala ya que se era una actividad deportiva o de supervivencia para los nativos. Finalmente en 1984 el gobierno canadiense da a algunos grupos de nativos americanos este territorio con el fin de poblar esta zona y declararla como una reserva de la vida salvaje para posteriormente poder hacer investigaciones científicas en este territorio.

Esta política del Sector Theory por parte de Canadá nos revela una de las prácticas por las cuales un Estado puede reclamar territorio: la ocupación. Esta forma se basa en la idea de la terra nulius o “tierra de nadie”, es decir, un territorio que no está bajo la jurisdicción de un Estado; haciéndose efectiva con el traslado de población a dicha tierra despoblada. Hoy en día son pocos ya los territorios que cumplen con esa condición de terra nulius, siendo un caso particular la Antártida, la cual debido a sus condiciones climáticas extremas y sus condiciones ecológicas particulares obligaron a un tratado internacional sobre su jurisdicción, y por ello podría pensarse que un tratado similar para el caso del Ártico.

No obstante, y siguiendo con nuestro argumento de la ley internacional consuetudinaria, es de notar que Dinamarca recibió posesión completa de Groenlandia, a pesar de sólo ocupar una pequeña parte de su línea costera. Esto también podría considerarse como un precedente para los reclamos históricos bajo el Sector Theory canadiense, sobre todo si se tiene en cuenta el hecho de que se trata de otro Estado que recibe los derechos propios de los Estados Árticos precisamente por la posesión de dicha isla, lo cual deja suficiente espacio para pensar que en el caso puntual que nos atañe, se puede dar la posesión con el posicionamiento estratégico de ciertos pobladores en las islas septentrionales.

Bandera Rusa en el fondo del Risco de Lomonosov
Sumado a esto, hay que tener en cuenta que la ocupación es un privilegio que se dan las potencias industriales para proyectar su poder, lo cual se articula bastante bien con la idea de Douzinas citada anteriormente, donde se establece que los derechos los establecen los más poderosos. De esta manera, no es difícil suponer que la sola ocupación militar de los territorios que puedan avanzar la línea base para los reclamos en el ártico sea base suficiente para los Estados reclamantes.

Un buen ejemplo de esto, ha sido la ampliación del despliegue militar en la zona ártica por parte de los cinco Estados Árticos. Tenemos por una parte la Operación Nanook en Canadá; el despliegue de una nueva unidad militar rusa llamada La Fuerza Ártica; la renovación de equipo militar polar por parte de Estados Unidos; el nuevo posicionamiento de fuerzas aéreas danesas en la ciudad de Thule en Groenlandia y en las Islas Feroés, y el despliegue hacia el norte de tropas noruegas en las ciudades de Bodø y Reitar.

viernes, 23 de diciembre de 2011

En todo lado se cuecen habas

Fiel a mi idea de no dejar por fuera a ninguna región del mundo, hoy me he dado a la tarea de revisar una en particular de la cual se conoce poco, pero si las cosas siguen el curso que parecen estar tomando, será clave en poco tiempo: Oceanía, o mejor, el Pacífico como estos estados prefieren ser llamados.

Normalmente los eventos concernientes a esta región los apelmazan con la sección de Asia, y suelen reducirse a sus representantes más notorios, que son Australia y Nueva Zelanda, aunque admito que es de estos países de donde saco la mayor información.Precisamente el Lowy Institute en Australia publicó hace unos meses un documento sobre la importancia de y para esta región de la atención que se le pone ahora a Asia Oriental y la zona pacífica. Al igual que el autor de este texto, me referiré como Pacífico como a la zona que va desde las Islas Marshall en el norte, Kiribati al este, Nueva Zelanda al sur, y Australia al oeste, y será ese texto la guía de la presente publicación.

Algo interesante de estos países isleños, además de su protagonismo en el rugby, es que no se encuentran ni entre los más ricos ni los más pobres, pero aún así hay grandes asimetrías entre estos. También, a pesar de la larga influencia británica y ser el inglés la lengua franca, alcanza a haber una clara distinción étnica entre los habitantes de cada una de las islas. Por esta razón, al igual que otras regiones cuya descolonización se dio recientemente, encontramos en el Pacífico las familiares tendencias de democracias a medio hacer, líneas dinásticas o simples dictaduras, que en estos instantes parecen haber turbulencias y cambios importantes en la política de la región.

Continuando con las mencionadas disparidades, algunos de ustedes que ya ven un poco más allá de la imagen paradisiaca que se tiene de las islas ya habrán intuido que algo por lo que pueden adolecer estos países es de la escasez de recursos. A pesar de haber casos como Papua Nueva Guinea que ve un aumento de sus exportaciones y su economía, o Tonga que logra mantenerse estable, todos los países cuentan dentro de parte importante de su PIB el aporte o de otros países, siendo además de Australia y Nueva Zelanda, Estados Unidos, Francia y Japón los principales donantes. Pero ya aparece en escena un nuevo contendiente en las donaciones: China.

Podrá no parecerlo a primera vista, pero está región es clave dado el nuevo balance de poder que se está dando en dicho océano, en donde EEUU está buscando o reafirmando alianzas en el patio trasero chino, cosa que ha puesto en alerta al gigante amarillo y ya toma medidas al respecto. Por lo tanto, estamos ante un conjunto de países que pueden ser considerados una forma distinta de estados tapones, debido a su carácter insular, pero no por ello dejan de ser el puente entre las dos potencias y parte de su tablero de ajedrez. En cuanto a lo insular no me refiero exclusivamente al hecho de que se traten de islas, históricamente y aún hoy en día se tiene la imagen de que son el rincón más alejado del planeta, y esto es notorio en que a ninguno de los 14 países subdesarrollados los tienen en cuenta para la Cooperación Económica del Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés) o en las Sociedad Trans-Pacífica (TPP, ídem).

Es más, los recurrentemente mencionados en este artículo Australia y Nueva Zelanda son las naturales potencias regionales, y se esperaría por lo tanto que defenderían los intereses de su zona de influencia. Esto pudo haber sido hace unos 30 años o más, en donde incluso del “Método Pacífico”, en donde los 16 países tomaban las decisiones colectivamente y por consenso. Pero con Australia dividida entre su tradición anglosajona que la acerca a EEUU y su dependencia comercial hacia China, y los declives neozelandeses debido a la crisis económica y al reciente terremoto sufrido en Christchurch, estos dos han velado por sus intereses dejando a la deriva a los otros 14 [1].

Pueda que no sean muy notorios, diminutos, y sólo se sepa de ellos por el rugby, las playas y las pruebas nucleares, pero de ser cierto que el futuro se encuentra en el Océano Pacífico como vienen vaticinando desde mis textos escolares, no podemos dejar pasar de largo los juegos de poder que se dan en esta zona aislada.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Poniéndole el Cuerno

Frecuentemente se denomina a África como el “continente olvidado”, e investigando un poco para el artículo de hoy me doy cuenta de por qué. No sólo fue algo complicado encontrar buenos reportes que vieran un poco más allá de los clichés alrededor de este continente, sino que también fue difícil encontrar buenas fuentes que se originaran allá mismo. Claramente no soy experto en el continente negro, así que mientras sigo en la búsqueda de mejor información ténganme paciencia.

Retomando aquello de los clichés, es de notar que la región del Cuerno de África es particularmente conflictiva y de ahí salen muchas de las cruentas imágenes que nos llegan a casa: hambrunas, guerras civiles, anarquía, secesiones, epidemias, piratería, dictaduras, etc. De hecho, Somalia suele ser el póster del infierno en la tierra en el escándalo mediático, y ya en los círculos académicos y políticos es un caso clave en el debate sobre la soberanía ¿Debe un estado extranjero intervenir dentro de un país cuyo gobierno no responde a sus obligaciones? ¿Qué deben hacer los países vecinos si un estado no puede controlar su situación interna y esta se desborda?

En este caso particular, parece que la respuesta es afirmativa. El pasado 14 de octubre fuerzas kenianas hizo un envío de tropas que traspasaron la frontera con Somalia alegando el rescate de turistas extranjeros secuestrados por el grupo radical Al-Shabaab, incursión no muy distintas a las realizadas por Etiopía y Estados Unidos en años anteriores [1]. Hasta donde se sabe, el día de ayer se realizaron nuevos bombardeos de fuerzas kenianas sobre una aldea somalí supuestamente ocupada por Al-Shabaab. Corre la posibilidad de que no se trate de este grupo radical como tal, debido a que es uno de tantos que se pelean por el poder dentro de éste país, pueda que se trate de una nueva modalidad de piratería, pero a la hora de la verdad lo de Al-Shabaab pueda que sólo sea una excusa.

La situación puede ser aún más clara si se tiene en cuenta, por ejemplo, esta carta escrita por el propio Presidente de Kenia Mwai Kibaki, en donde entre líneas se puede observar que tener un vecino tan complicado como Somalia puede ser nefasto para los intereses de su país, más si se le suma el hecho de que se están cumpliendo con las exigencias actuales estrenando constitución democrática. Sumándole a esto el hecho de que en esta temporada de crisis económica, se le está apostando a regiones poco desarrolladas para mover dinero, lo que es una oportunidad dorada para el Cuerno de África, por ello se ha visto más intentos de integración por parte de los países de la zona, lo cual también ha traducido en avances militares de otros estados como Etiopía y Djibouti no sólo en Somalia, sino también en Sudán debido a su proceso de secesión entre otros problemas internos, para calmar la zona y hacerla atractiva.

Vale aclarar que estas esperanzas no son infundadas, los avances de Kenia cuentan con el apoyo de potencias que buscan hacer balance ultramarino, como es el caso de Estados Unidos que después del chasco del black hawk down de seguro espera que otro haga el trabajo sucio en Somalia, y por eso hace aportes generosos en dinero para que Kenia mejore y modernice su otrora malogrado y decorativo ejército. Otra potencia interesada es Francia, dado que sus navíos suelen ser víctimas frecuentes de los piratas somalíes, asistiendo con entrenamiento de tropas y equipos.

Sin embargo, a pesar de las aparentes ventajas el ejército keniano no la ha tenido fácil, empezando porque la primera incursión fue atascada por las lluvias, el lodo, los mosquitos y la disentería, evidenciando la falta de preparación de las tropas. Por otra parte, aunque en un principio Al-Shabaab negó su participación en los secuestros de los turistas, era de suponerse que al ser uno de los grupos que aprovechan la debilidad del Gobierno Federal Transicional (TFG por sus siglas en inglés) para reclamar la autoridad de Somalia, no vean con buenos ojos estas invasiones de ejércitos foráneos y envíen mensajes amenazantes, además de aprovechar su situación irregular para confundir a sus adversarios [2].

De todos modos, es muy posible que los avances militares dentro de Somalia no tengan el resultado esperado, e incluso que agraven el problema. Lo mejor que pueden hacer los países del Cuerno con sus ejércitos renovados es contener el conflicto somalí dentro de sus fronteras y dejar que lo resuelvan, de por sí parece que hay una luz en cuanto al avance de un gobierno civil, pero puede que este tarde más de lo que esperan sus vecinos. Lo claro acá es que Kenia está aprovechando sus recientes impulsos para consolidarse como potencia regional, pero es una zona muy compleja y aún tiene varios altibajos domésticos para lograr tal cometido.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Maremoto boliviano

Una de las muchas curiosidades que existen dentro de Latinoamérica es la capacidad de mantener resentimientos políticos, a veces incluso desde antes de los procesos independentistas. Claro, recelos entre países existen alrededor de todo el mundo, pero pocos logran unificar tanto a sus pobladores como los que se presentan en esta región, y además son una constante en la alta volatilidad política de la zona. Podemos traer a colación los problemas fronterizos entre Ecuador y Perú, el golfo de Coquivacoa entre Colombia y Venezuela, Argentina y el caso de las Falklands, y el tema de hoy: la salida al mar de Bolivia.

Bolivia perdió su costa al mar en la Guerra del Pacífico o Guerra del Salitre que se dio entre 1879 y 1885, con este país y Perú en uno de los bandos, y Chile en el contrario. Como toda guerra, cada lado tiene sus propias causas, versiones de los hechos, héroes y villanos. Las tres versiones concuerdan en que la guerra se dio por el acceso a los grandes yacimientos de guano y salitre en el desierto de Atacama, y no tanto por los puertos de Antofagasta y Arica, aunque estos fueron un claro botín de guerra, aunque actualmente estos ostenten un valor más sentimental que práctico [1].

Así mismo, Perú entro a la disputa debido a una alianza firmada con Bolivia para contener el expansionismo chileno, y a su vez Chile vio esta alianza como una afrenta en su contra, y luego de despojar a Bolivia de una zona periférica descuidada, procedió a invadir territorio peruano y lograr varias concesiones territoriales que en teoría fueron finiquitadas en 1929 [2]. Precisamente es a estos tratados a los que se acoge Chile cada vez que se toca el tema en foros internacionales, y por eso presume que Bolivia no llevará a los tribunales en La Haya este caso, a pesar de amenazar con ello desde hace un tiempo.

Por su parte Bolivia, apeñuscada entre cuatro grandes sudamericanos –Brasil, Argentina, Chile y Perú-, mantiene su sentimiento de claustrofobia y por lo tanto mantiene su política de buscar alguna salida hacia el exterior, en particular si esta se puede dar por vía diplomática para evitar fracasos como la Guerra del Chaco. Por eso advierten los voceros bolivianos que no se trata de una afrenta contra Chile, porque además de lo expuesto, un enfrentamiento bélico bien podría bien quedar en tablas o ser otro fracaso para Bolivia, las adquisiciones territoriales por ocupación o anexión ya no son reconocidas por el derecho internacional, y el derecho de mar contempla la resolución pacífica de conflictos.

Pero esto no quiere decir que no se eche mano de otros tipos de estrategias y de tácticas para lograr la anhelada salida al mar. Ya salió a la luz pública el hecho que Bolivia está consultando sus acciones con expertos españoles y argentinos, y mientras es posible que con la Madre Patria los chilenos tengan lazos sólidos, es admisible recordar que junto con Colombia, Chile no apoyó a Argentina en la Guerra de las Malvinas en una larga historia de desplantes entre los rivales del Cono Sur, y por ello Argentina aproveche la oportunidad para poner en jaque a su vecino.

Siguiendo esta línea, el cuerpo diplomático boliviano bien podría aprovechar el histórico aislamiento de Chile con el resto del continente haciendo que sea percibido “como «el mejor alumno», pero no «el mejor compañero»; es decir, un país política y económicamente estable pero que priorizaría sus relaciones con otras regiones del mundo antes que con América Latina” [3]. Al mostrar a Chile la acritud chilena hacia devolverle su costa en el pacífico, Bolivia podría armar lobby en el resto del continente y ganar ciertas simpatías hacia su causa argumentando que dicha renuencia es un claro bloqueo al espíritu integracionista que aparentemente es la moda en la región.

Tampoco es que Chile esté indefenso ante estos embates. Como bien mencioné, Chile es el “mejor alumno”, y eso le da la suficiente capacidad para pelear en uno de los campos de batalla actuales, la economía, para no sólo ganar adeptos sino para bloquear aún más a Bolivia. Tampoco hablo de incursiones militares en este caso, pero las graves consecuencias con las que amenaza Chile bien podrían ser alzas en las tarifas arancelarias hacia los disputados puertos, o hacia productos que vayan a Bolivia, entre otras que aún no se me ocurren. Y como bien señala este artículode la prensa china, Chile goza de buena popularidad en el gigante amarillo, y la promesa de intermediación comercial no deja de ser atractiva para otros países de la región, así como cobrarse ciertos favores diplomáticos con los vencedores en las Falklands.

De todos modos, si me enseñaron bien en mi clase de derecho internacional, para que la Corte Internacional de Justicia haga una investigación y su subsecuente fallo, ambos países querellantes deben estar de acuerdo en presentar el caso ante ésta, lo cual no parece estar sucediendo. Así que esto no será algo que se resuelva prontamente, y continuará siendo uno de los tantos puntos sensibles que dificultan la idealizada integración, y que más bien demuestran que la pugna aquí es por diferenciarnos el uno del otro.

martes, 20 de diciembre de 2011

Corea del Norte III

Durante 1994, mientras Occidente aún se abrazaba y festejaba la reunificación alemana y el fin de la Guerra Fría, Corea del Norte lloraba la muerte del Líder Supremo Kim Il-sung y recibía a su hijo Kim Jong-il como su Líder Querido, prolongado aquello que en Europa se daba por terminado. Mientras en el resto del mundo se declaraba el fin de las ideologías, en cuanto cada Estado adaptaba la democracia y el capitalismo a sus propios intereses (Ej: autoritarismos competitivos o el modelo japonés), Corea del Norte mantuvo su particular y dictatorial línea comunista. Por eso resulta curioso que la reciente muerte de Kim Jong-il se dé por las mismas fechas que la de Vaclav Havel, líder checo en las revueltas anticomunistas.

Havel se lo dejo a aquellos que quieran hacer conmemoraciones, debido a que su muerte se dio tiempo después de dejar el poder. Caso contrario con Kim Jong-il, cuyo deceso deja un leve vacío en el poder norcoreano, y por lo tanto ha sido motivo de nerviosismo en el Sistema Internacional. Tanto así, que el día de ayer al anunciarse su muerte, Corea del Norte realizó una de sus frecuentes pruebas balísticas contra su homóloga del sur, práctica frecuente cada vez que se dan desarrollos políticos en ese país. Aunque todo parece indicar que el tercero de los hijos, Kim Jong-un, será el sucesor en la dinastía Kim, el rumbo que tome este país bajo su mando es incierto.

A diferencia de su padre, Kim Jong-un no ha tenido el mismo bagaje en materia de política y de mantener el culto a la personalidad que parece ser el cemento que sostiene a este régimen paranoide de más de 60 años. Tal culto hace que la población norcoreana llore a borbotones y de forma patética cada vez que muere uno de sus líderes (que las lágrimas sean reales o no es otro asunto), que se convenzan de la divinidad de éstos, y por ende aguanten hasta las hambrunas más feroces. Pero la inexperiencia de Kim Jong-un y su prolongada estadía en escuelas extranjeras puede romper con el culto juche, o incluso complicar situaciones más prosaicas como mantener el balance de poder en las pugnas internas entre el ejército, el Partido de los Trabajadores y el gabinete ministerial [1].


Porque lo realmente complicado de esta inestabilidad es la tradición nuclear de Corea del Norte, cuya necesidad ha sido ratificada al interior debido a las invasiones realizadas en pro de la democracia en las últimas décadas, de hecho, ya existen planes idealistas que hablan de la “liberación de Corea del Norte”. Posiblemente, el arsenal coreano no sea tan numeroso y/o poderoso como el de Estados Unidos, y Corea del Norte tiene mayores probabilidades de quedar más maltrecha luego de un enfrentamiento nuclear, pero hoy en día aún el costo de una guerra de este tipo sigue siendo concebido como mayor que sus posibles beneficios. Fuera de eso, pese a sus peculiaridades Corea del Norte sigue siendo una aliada invaluable de su vecina China, más ahora que la ASEAN y otros actores asiáticos han dado pie a que EEUU entre al balance de poder de la zona [2]. Por lo tanto, un enfrentamiento de este tipo bien podría llamar la atención del gigante amarillo y desembocar en la tan temida 3ra Guerra Mundial. Sin embargo, subsiste la pregunta: ¿quién queda a cargo del arsenal nuclear en la península de la tranquila mañana?

No obstante, otras de las dificultades resultantes del culto a la personalidad de los Kim y el encierro de Corea del Norte hacen difícil la posibilidad de una salida pacífica de la tensión existente. En cuanto al encierro no se puede hablar de una política de contención hacia este país debido a que no hay expansión que contener. Por otra parte, las muestras de soft power, como la reciente ayuda alimentaria que se estaba negociando hasta la semana pasada, la cual no sólo incluye provisiones como tal sino asistencia humana a la buena alimentación de los norcoreanos, suelen ser vistas con sospecha, y en más de una ocasión suelen ser retractadas una vez recibidas las ayudas. A diferencia del caso alemán, los norcoreanos no saben mayor cosa de la vida en un país capitalista, y a su vez los surcoreanos se muestran cada vez más apáticos ante la situación de sus vecinos y la posibilidad de una reunificación.

Una vez pasados los once días de duelo oficial, sabremos (o más bien se nos notificará) sobre el nuevo mando en Corea del Norte. Si bien este país no se quiso adaptar a la victoria acaecida en la Guerra Fría, no deja por ello de ser una muestra de dos posibles escenarios: que efectivamente no estamos en un mundo unipolar al estar surgiendo cada vez más competidores por el poder, o por el contrario, de estar en un mundo unipolar, éste no trae estabilidad sino una tensa calma aún más incierta que la existente en la antigua bipolaridad.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Larga vida al zar

Lo primero que le dicen a uno sobre Rusia cuando empieza a estudiar Relaciones Internacionales es que se trata de “el gran enigma” dentro de esta disciplina. No podría ser de otra forma, dada su larga tradición de hermetismo, encierro y secretismo, al expandirse y formar un imperio en tierras inhóspitas habitadas por pueblos nómadas nada dóciles. Estas características fueron agravadas durante los 74 años en que Rusia fue el núcleo de la antigua Unión Soviética y la competencia ideológica contra Estados Unidos, pero aún así este país no deja de ser inquietante.

Es por ello que varios medios, tanto especializados como los que no, llamaron la atención sobre las protestas ocurridas en dicho país luego de saberse los resultados de las elecciones para la Duma –el Parlamento Ruso-, las cuales se acusan fueron fraudulentas al ganar más del 50% el partido Rusia Unida, dirigido por el actual Primer Ministro Vladimir Putin. No voy a entrar en mayores disertaciones sobre el movimiento social como tal, prefiriendo dejar esto a los especialistas en este tema (recomendada una entrevista que salió por esas fechas hecha a Sidney Tarrow), pero si voy a observar ciertos detalles que pueden ser pertinentes a futuro en el campo internacional.

Para poder entender tales efectos, se deben contemplar dos aspectos: el primero, siguiendo los estudios hechos por el profesor Graham Smith, en los cuales vemos tres tendencias históricas sobre la identidad rusa, y por lo tanto de su visión internacional. Una corriente es la idea occidentalista, en la cual Rusia se ve como parte de Europa y debe estar al tanto y en armonía de lo que sucede en este continente, tal y como lo intentó Pedro el Grande en su momento. Otra corriente ve a Rusia como algo enteramente distinto y excepcional, y que debe defenderse tanto del individualismo occidental como del barbarismo oriental, siendo ésta la corriente preferida por eslavistas e imperialistas. Y una tercera corriente establece que Rusia debe ser una potencia euroasiática que sirva de puente entre ambos mundos.

El segundo aspecto lo podemos observar en la tendencia rusa a confiar en su máxima autoridad como su gran protectora, incluso durante la etapa comunista, Rusia siempre ha sido un lugar de autoridades claras y de una baja rotación de éstas, lo cual explica su poquísima experiencia democrática. De hecho, el ascenso de Putin puede servir como un ejemplo de contractualismo, al prometerle a los rusos orden y estabilidad luego de los caóticos años de Yeltsin y la transición, a cambio de aquellos derechos políticos que pudiesen sacarlo del poder [1], esto reflejado en dos presidencias y un premierazgo consecutivos. Entonces, ¿por qué los principales protagonistas de estas manifestaciones son ciudadanos rusos de clase media? ¿No fueron ellos mismos los que “firmaron” este pacto con Putin?

Baste recordar que al momento de asumir Putin el mandato Rusia estaba sumida en una recesión económica, y bajo su presidencia se logró sobreponer a esta crisis llegando incluso a devolverle el orgullo perdido a su país, esto evidenciado en que su política exterior parecía dirigida por el excepcionalismo ruso antes descrito reflejado en la creación del Estado de la Unión, que busca ser una contraparte euroasiática de la Unión Europea, o en las incursiones militares en el Cáucaso. Ahora que regresaron las vacas flacas a esta potencia ártica, es apenas razonable pensar que la ciudadanía rusa supone que fue Putin quien incumplió el contrato y no al contrario, y por ello se dé una baja de Rusia Unida dentro de la Duma, pero eso no significa como tal la salida de Putin y su proyecto excepcionalista [2].

Pero, si consideramos como posible la derrota de Putin en las próximas elecciones presidenciales siempre queda el interrogante de quién podría reemplazar su mandato. La protesta no tiene un líder político claro, y los posibles opcionados son magnates multimillonarios, incluido el encarcelado crítico del Kremlin, Mikhail Khodorkovsky. Entonces, no se ve un cambio real de la tradición rusa donde el poder es disputado por los grandes barones feudales, los cuales al parecer fueron reemplazados por la élite acaudalada con posibles nexos con la mafia local.

En ese orden de ideas, es más bien factible que lo que entre en competencia no sea tanto un nuevo manejo gubernamental, sino a qué tipo de identidad se le apuesta ahora. Me llama la atención el caso de Mikhail Prokhorov, dado que parece ser el más indicado para recoger la insatisfacción actual y a la vez sus negocios tienen varios nexos con Occidente, entre estos, ser dueño de un equipo de la NBA, lo cual es bastante consistente con la postura liberal que ahora abraza. Pero a menos que se dé un caso de amnesia ante el fallido occidentalismo vivido en los 90, es posible que si se basa en un discurso de este corte no llegue muy lejos. Por otra parte, se dice que la candidatura de este billonario sea otra jugada del Kremlin para desconcertar a sus oponentes.

¿Cuál será la conclusión de esta debacle? recuerden, esto es Rusia: Todo se mantiene en silencio.

martes, 13 de diciembre de 2011

La movida con Iraq

Ayer se encontraron el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, y el Primer Ministro Iraquí Nuri Kamal al-Maliki para acordar la salida de tropas estadounidenses de suelo iraquí a más tardar el 31 del presente mes.  Con esto pareciese que finalmente se llega a la conclusión de una guerra que hasta la fecha no se ha entendido bien, o más bien, no nos la han sabido explicar bien.

Algunos se ceñirán a las explicaciones simplistas de una teoría imperialista a medio masticar, o se reduce todo a la búsqueda de petróleo, y hasta he oído el casi hilarante argumento en el que Bush Jr. buscaba resolver su complejo de Edipo. Lo curioso aquí es que estas pueden ser explicaciones parciales. Aunque suene obvio, una potencia se comportará como una potencia hasta que deje de serlo, y por lo tanto le será clave mantener cierto control en una zona bisagra, como lo es Medio Oriente, más allá de los recursos que pueda proporcionar. Ya puntualmente, el mantener esa zona bajo su influencia es de vital importancia para EEUU, al poder así mantener una mejor vigilancia ante rivales más poderosos como los son Rusia y China.

En cuanto a los “asuntos con papi”, ahí estuvo el error garrafal de esta acción. Si bien desde el fin de la 2da Guerra Mundial la potencia norteamericana ha mantenido a ciertos gobiernos de la zona bajo su influjo para contener a los soviéticos, pero nunca intervino directamente, de hecho, como en el caso de la Revolución Iraní, simplemente se buscó nuevos aliados -en este caso el Iraq de Hussein- fueran estos democráticos o no. En el caso de Bush Padre no se trataba de una invasión como tal, sino de un balance de ultramar (offshore balancing) para mantener el status quo en la zona, mientras que el discurso usado por su hijo tenía una connotación de idealismo, al parecer basado en la máxima wilsoniana we have to make the world safe for democracy, sin tener en cuenta que no es un modelo del todo exportable.

Pero algo que salió a la luz con esta cruzada, es el hecho que en la supuesta unipolaridad o hegemonía imperante, la máxima potencia no da abasto para cubrir a todo el planeta, cosa que parece querer solucionar Obama aunque sus medidas sean a veces algo ingenuas, y de todos modos estar embebido con el discurso idealista de la política exterior estadounidense. Porque Iraq sigue siendo un país inestable, y si el propósito era llevar la democracia a ese país podemos seguir diciendo que la empresa fue un fracaso porque ya se sospecha de los visos autoritarios de Maliki [1]. Fuera de eso, el Primer Ministro pertenece a la comunidad chiita al igual que los Ayatolas y el gobierno del vecino Irán, lo cual ayudó a la reconciliación entre los dos países pactada hace ya casi cuatro años [2], lo cual puede significar una salida de la zona de influencia gringa por parte de Iraq en pro del rival emergente persa.

Por esta razón, es que las tropas se van pero Estados Unidos no. En esta nota, además de exponer algunos de los argumentos ya aludidos, se hace referencia a la entrada de 16.000 efectivos civiles, y la creación de la mayor embajada estadounidense. Esto en aras de mantener una fuerte presencia diplomática, e impulsar su soft power (que no deja de ser poder de todos modos) para recuperar lo perdido en estos diez años. De particular atención en el encuentro de ayer es la declaración de Obama donde aseveró que Iraq no quedaría solo, básicamente diciendo que EEUU volvería a su política de balance ultramarino y que mantendrá su influencia en la zona.

Obviamente esto no podrá ser un regreso al status quo inicial, y EEUU debe ser ahora más sagaz para mantener aliados en una región que cada vez menos los ven con buenos ojos, y de donde surgen rivales cada vez más amenazantes como Irán. Lo gracioso de este asunto es que por promover democracia, la mayoría de este país resultó siendo de un grupo humano que siente desagrado por la potencia, y ahora le sea más complicado girar las fichas a su favor.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Unión Europea: La solución no es económica


El pasado viernes 9 de diciembre se dio la cumbre entre los 27 países miembros de la Unión Europea para encontrar una solución a la actual crisis económica que enfrenta el continente. El gran resultado es que 26 países se acogieron a las nuevas medidas, las cuales incluyen el que los gobiernos participantes no pueden tener un déficit estructural mayor al 0,5% de su PIB y sus presupuestos anuales deben ser aprobados por la Comisión Europea [1].

El gran ausente en este consenso europeo fue Reino Unido, quien hizo honor a su euroescepticismo basado en el distanciamiento histórico de las islas a las políticas continentales. Lo realmente sorpresivo es el hecho de no haber encontrado Reino Unido apoyo alguno de los otros nueve países que se encuentran fuera de la eurozona y que solían compartir el escepticismo británico, como era el caso de países nórdicos como Suecia o del antiguo bloque comunista, como era el caso de República Checa y Hungría [2], al tener estos políticas más afines con el libre mercado. Incluso Polonia ha hecho caso omiso de su también histórica sospecha hacia las potencias centrales.

El avance de estas medidas va en clara línea con las aludidas potencias, es más, se podría ya empezar a vislumbrar. Por un lado, se presenta la idea adelantada por Sarkozy sobre la Europa a dos tiempos, donde se crearía una federación entre los 17 miembros de la eurozona y una confederación con los 10 restantes. Por otro lado, y en ese orden de ideas, también se debe destacar en que este es otro paso hacia los Estados Unidos de Europa que propuso Merkel. Lo más particular, es que se dio una amalgama entre la disciplina fiscal teutona y el dirigismo galo [3].

En conclusión, la fachada es económica pero el trasfondo es político. En este instante estamos ante la posibilidad de un nuevo punto de inflexión en donde podemos ver el surgimiento de una nueva unidad política máxima que suplante al Estado-Nación, o bien, a la consolidación de éste. ¿Qué debe primar? Esa es el gran interrogante que debemos plantearnos.